El nuevo Gobierno de Argentina, encabezado por Javier Milei, ha dado muestras de cambio en su política exterior para acercarse a los centros tradicionales del poder global. La canciller, Diana Mondino, firmó la carta de invitación al proceso de acceso de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que tradicionalmente representa los intereses de los países de Occidente. Por otro lado, el nuevo Gobierno argentino también ha rechazado el proceso que ya estaba encaminado para que Argentina se sumara a los BRICS ampliados, dejando así de lado las alianzas «sur-sur» que representa esta última organización de China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica. No obstante, la gran incógnita será la nueva relación económica entre China y Argentina, puesto que a pesar de que Milei mantuvo en campaña que su política iba a consistir en «no negociar con comunistas». Aparentemente, Argentina necesita el comercio con China para afrontar el próximo pago al Fondo Monetario Internacional (FMI), así como para mantener a flote la economía argentina, pero es bastante posible que tanto EEUU como el FMI encuentren soluciones inesperadas para aplazar el problema, mientras continua el actual pulso internacional entre China y Estados Unidos por la hegemonía mundial.