El Parlamento de Georgia ha aprobado la ley de agentes extranjeros, con 84 votos a favor y 30 en contra. La nueva normativa, llamada Ley de Transferencia de Influencia Extranjera, obliga a registrarse como «agentes que defienden los intereses de fuerzas extranjeras» a organizaciones, medios de comunicación y entidades similares que reciban al menos un 20% de su financiación del exterior. En caso de incumplir esta obligación, quedarían sujetas a multas cuantiosas. Algunos diputados opositores ya han anunciado un boicot a su actividad parlamentaria hasta nuevo aviso. En Tiflis, la capital del país, se han vuelto a reunir manifestantes contrarios a la medida, que, exhortados por la oposición georgiana y algunos políticos de la Unión Europea, temen que esta normativa les aleje de una hipotética futura integración dentro de la propia UE. Por su parte, la oficina de la ONU en Georgia también ha expresado su preocupación por el texto, argumentado que podría poner «en peligro la libertad de expresión y de asamblea».
