
Alrededor de 15 facciones palestinas han firmado un acuerdo en Pekín (China) para poner fin a sus divisiones y formar un Gobierno de unidad. Dicho pacto tiene como objetivos reforzar el apoyo mutuo «frente a intervenciones regionales e internacionales» y el establecimiento de un Estado palestino con capital en Jerusalén, acorde con las resoluciones internacionales. En cuanto a la organización interna del nuevo Gobierno nacional palestino, el texto firmado establece que el Ejecutivo se formaría por ahora bajo el consenso de las facciones palestinas firmantes y la decisión del presidente, rigiéndose por la Ley Básica Palestina, aunque Husan Baldram, un alto cargo del brazo político de Hamás, también ha asegurado que el nuevo ejecutivo palestino deberá «preparar las condiciones para unas elecciones» futuras cuando se consiga un alto el fuego en la Franja de Gaza.
Desde Praefuturus, consideramos necesario resaltar dos hechos clave a nuestro parecer. En primer lugar, este esfuerzo para evitar la fragmentación política palestina anula el terrible argumento israelí y occidental de que la sociedad palestina no puede autogobernarse, dado que ni siquiera tenían un único Gobierno (una situación que tanto Israel como Occidente se han esforzado por perpetuar durante las últimas décadas). En segundo lugar, estas negociaciones también son una muestra del nuevo peso y relevancia que ha conseguido China globalmente, a pesar de los numerosos intentos de la propaganda amiga por hacernos creer que el mundo del siglo XXI es el mismo que el de mediados del siglo XX.