
Cabe preguntarse si en vez de temer, Israel deseaba una excusa creíble (o de apariencia creíble) para esta invasión contra Líbano. La precisión de la secuencia de los acontecimientos nos lleva a pensar en la segunda opción: ataque israelí a los ‘buscas’ y ‘walkie-talkies’ de hezbolá, eliminación de Nasralá y otros dirigentes libaneses, bombardeo de las ciudades del sur y del cinturón medio de Beirut y ahora invasión terrestre. Tras el espectáculo ofrecido en la Asamblea General de la ONU, tanto Estados Unidos como Israel han abandonado cualquier disfraz de esfuerzo diplomático por su parte y han apostado completamente por la lógica militar.
Desde Praefuturus, también nos preguntamos hasta dónde nos arrastrarán Estados Unidos e Israel. Está claro que los hechos no obedecen a un arrebato emocional temporal, sino a una campaña militar a largo plazo de la que sólo nos encontramos en sus fases iniciales. No importa quién ocupe la Casa Blanca después de las próximas elecciones presidenciales, ya que hay una estrategia global bastante clara por parte de las élites estadounidenses que va más allá de la política bipartidista: mantener su menguante hegemonía global cueste lo que cueste. En el caso concreto de Oriente Medio, han apostado por un apoyo total a las guerras de Israel para alimentar la voraz industria armamentística estadounidense. Por supuesto, las dependencias mutuas sólo han servido para acercar aún más si cabe los objetivos comunes sobre el terreno.
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