La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha anunciado la suspensión de todos sus trabajadores a nivel mundial, salvo «con la excepción de personal designado responsable de las funciones de misión crítica, el liderazgo central y/o los programas especialmente designados». La medida llega después de que un juez federal levantase una orden de restricción federal que bloqueaba la suspensión de miles de empleados de la agencia, medida anunciada por la nueva administración estadounidense tras la toma de posesión de la presidencia por parte de Donald Trump.
Desde Praefuturus, queremos señalar que, a pesar de los supuestos nobles ideales durante su fundación por la presidencia de John F. Kennedy, USAID se convirtió rápidamente en una herramienta de propaganda y control durante la Guerra Fría. El final de la misma y la caída de la extinta URSS no trajo consigo la desaparición de USAID, sino que muy al contrario, se maximizó su financiación, convirtiéndose en un instrumento clave en la rusofobia europea, las orquestadas revoluciones de colores y primaveras árabes a través de un grupo selecto ONGs y medios de comunicación nacionales y extranjeros de todos los colores políticos (por sólo citar algunos ejemplos muy destacados y conocidos por la mayoría del gran público).
Sin embargo, no consideramos que éste sea el final de este tipo de operaciones orquestadas por Estados Unidos, sino que más bien será reemplazada por otra agencia o agencias que asuman ese penoso deber. ¿Por qué ese cambio tan rápido? Nosotros consideramos que USAID ya era demasiado conocida por el gran público y demasiado fácil de seguir el enorme rastro que dejaban sus operaciones, por lo que era necesario volver a utilizar medios más discretos. Además, tampoco podemos descartar completamente la necesidad de fijar un liderazgo afín al círculo político del nuevo presidente Trump en la vieja o nueva agencia elegida para cumplir sus objetivos al pie de la letra desde el principio.
