
Con la caída de la URSS, Estados Unidos llegó a la conclusión que ahora ellos gobiernan el mundo, y que no tenían que prestar atención a las opiniones, límites, preocupaciones, puntos de vista en materia de seguridad, obligaciones internacionales ni a ningún marco de las Naciones Unidas de nadie. Parecía que el mundo era ahora estadounidense y podían hacer lo que quisieran con él: extender las fronteras de la OTAN para cercar a Rusia en Europa, Georgia y Ucrania; derrocar no sólo a naciones consideradas enemigas sino también a las simplemente neutrales con más de 100 operaciones de cambio de régimen (como la revolución de Maidán en Ucrania en 2014) por todo el planeta; o la prolongación hasta ahora de la guerra en Ucrania con la ayuda de la Reino Unido y la OTAN para debilitar/hundir a Rusia (mientras que Rusia simplemente defendía inicialmente su presencia naval en Crimea y la neutralidad de Ucrania).
Hasta ahora, la política exterior de Estados Unidos nunca dependió de quién ocupase realmente la Casa Blanca, ya que los dos grandes partidos estadounidenses, el republicano y el demócrata, han mantenido una agresiva política exterior común desde Clinton, a Bush Jr., Obama, Trump, Biden y Trump. Ahora que Ucrania está al borde de la derrota, se abandonará sin miramientos un recurso que ya no es útil y se permite reorientar todos focos de la actividad exterior de EEUU contra China, América y Oriente Medio.
Desde Praefuturus, consideramos una lectura obligatoria el magnífico discurso del profesor Jeffrey Sachs en el Parlamento Europeo el pasado 19 de febrero de 2025, si queremos entender realmente las profundas raíces y las causas explicativas de la actividad diplomática, militar y de inteligencia durante los últimos 30 años (en los que EEUU ha tratado de borrar sistemáticamente cualquier gran rival o contrapeso a su supuesta hegemonía global).
Es una lectura profunda que requiere mucha atención y tiempo, pero más necesaria que nunca para escapar de los discursos reduccionistas e infantilistas de la propaganda amiga que se repiten a diario en todos los grandes medios de comunicación (usando medios aparentemente opuestos política o ideológicamente hasta las mismas palabras en la redacción de las grandes noticias internacionales).