
El ministro de Exteriores de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, ha restado importancia a las recientes palabras del presidente estadounidense, Donald Trump, ante el Congreso de Estados Unidos, asegurando que Trump ha dicho «respetar el derecho de la población de Groenlandia a decidir su futuro» de la isla en su intento por lograr la anexión del territorio. Por su parte, el primer ministro de Groenlandia, Múte Egede, ha indicado que la habitantes de la isla «no quieren ser daneses ni estadounidenses». «No estamos en venta y no podemos ser simplemente comprados. Nuestro futuro lo decidimos nosotros», ha recalcado Egede.
Desde Praefuturus, debemos recordar que las aspiraciones estadounidenses sobre la vecina isla de Groenlandia (un territorio autónomo de Dinamarca) se deben principalmente a razones muy poderosas en el plano económico: por un lado, se calcula que la isla danesa podría contener hasta un 25% de las tierras raras mundiales, así como el 6º lugar de yacimientos de uranio; por otro, será un punto clave en las nuevas rutas de navegación comercial a través del ártico, donde EEUU sólo tendría presencia en Alaska. Además, también debemos recordar que cuenta con generosos recursos submarinos de hidrocarburos, aunque su explotación podría ser costosa por la presencia de numerosos icebergs.
Por supuesto, EEUU no centra sus posibles reclamaciones públicas sobre el territorio de un antiguo aliado en argumentos económicos, sino que está utilizando supuestas razones de seguridad, que hasta ahora nunca habían sido necesarias: la creación de un escudo estadounidense de defensa antimisiles (del que se espera que proporcione altos beneficios a su propia industria armamentística) y el control marítimo total de la zona (que ya lo tiene por ahora a través de la OTAN desde la Guerra Fría).
Y finalmente, debemos recordar que Groenlandia también juega un rol en la nueva estrategia estadounidense para con la Unión Europea como medio de presión para que acepte las nuevas condiciones, pudiendo llegar a convertirse en una carta de intercambio si la UE tratase de sobrepasar las líneas rojas respecto a las negociaciones entre Rusia y EEUU sobre Ucrania.