El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha avalado la decisión del Tribunal Constitucional rumano de paralizar el proceso de elecciones presidenciales de noviembre de 2024 al rechazar los argumentos presentados por el candidato vencedor de la primera vuelta, el ultranacionalista Calin Georgescu, en los que afirmaba que Rumanía había incumplido los compromisos internacionales en materia de elecciones libres, derecho a un juicio justo y libertad de expresión.
Desde Praefuturus, debemos señalar que éste otro grave ejemplo de cómo las supuestas reglas comunes se infringen sin disimulos a conveniencia política. A pesar de que no estamos de acuerdo con la mayor parte del programa político del partido de Calin Georgescu (con la obvia excepción de mantener relaciones pacíficas con Rusia), sólo podemos condenar la evidente manipulación de los resultados electorales por parte de nuestros líderes en pleno siglo XXI: siempre son válidos si ganan sus favoritos, pero siempre han sufrido manipulación externa o mala información ciudadana si los votantes no eligiesen eligiesen a el rumbo impuesto desde arriba.
Recientemente, hemos visto ese mismo comportamiento antidemocrático tanto a nivel interno (Alemania, Rumanía) como externo (Georgia, Moldavia) por parte de los máximos líderes e instituciones europeas, por lo que existen suficientes evidencias abrumadoras de la falta de democracia real en las instituciones europeos más allá de la mera retórica pública para preocupar realmente a la ciudadanía comunitaria y buscar soluciones políticas urgentes.
