El grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), respaldado por las Fuerzas Armadas de Ruanda, y las milicias Wazalendo han protagonizado diversos enfrentamientos en varias localidades en la provincia de Kivu Norte (República Democrática del Congo), pese a la última declaración de principios firmada en Doha (Qatar) la semana pasada en la que todas las partes se comprometían a trabajar juntas para alcanzar una tregua. Supuestamente, el problema estriba en que las milicias Wazalendo no están incluidas formalmente en la declaración de principios con el M23, a pesar de ser consideradas aliadas de las Fuerzas Armadas de RDC.
Desde Praefuturus, debemos recordar que este enquistado conflicto en las provincias orientales de RDC ha resistido los intentos de mediación internacional de EEUU, Qatar y otros vecinos regionales. El principal escollo aquí es que Ruanda es un actor clave de este conflicto, no sólo apoyando a las milicias del M23, sino sirviendo como vía de salida al comercio internacional de los recursos naturales congoleños saqueados ilegalmente por dicha milicia; es decir, nuevamente encontramos poderosas razones económicas interesadas en la prolongación artificial de un conflicto que sólo ha traído un gran sufrimiento a la población congoleña.
