A pesar de que los países europeos y firmantes de la UE se adhieren a la defensa de los principios y derechos relacionados con la libertad de expresión de sus ciudadanos, cada día vemos cómo esos derechos se recortan más y más, hasta que se adapten a unos intereses internacionales no precisamente democráticos. Hoy vemos la prohibición de manifestarse en Francia y Alemania usando como pretexto manidas excusas vacías de contenido real; incluso Reino Unido aplica medidas parecidas: la prohibición de mostrar públicamente banderas de Palestina sólo es un ejemplo muy visible. El futuro que nos aguarda será muy oscuro si la ciudadanía europea no exige a responsabilidades tanto a sus gobernantes nacionales electos como a los cargos políticos comunitarios no electos.