El fracaso de la diplomacia del presidente Joe Biden para detener la destrucción y las carnicerías de la Franja de Gaza ya ha mostrado sus efectos en la política interna estadounidense y le pasa factura en el electorado musulmán de Estados Unidos. El presidente también se ha comprometido personalmente en lograr una tregua antes de que comience el mes de Ramadán, el 10 marzo, pero sus aparentes esfuerzos son torpedeados supuestamente por sus aliados israelíes. Sin embargo, estos mínimos esfuerzos no están sirviendo para acallar las críticas a Biden por parte de los electores estadounidenses, sobre todo de la minoría musulmana en el país. Aunque el presidente ganó en las primarias del partido demócrata en el estado de Michigan, la fuerza de la población musulmana se ha dejado de sentir y podría hacerlo con mayor contundencia en las elecciones presidenciales de noviembre de noviembre. También se les ha sumado otros lobbies progresistas, como el de los jóvenes, que tienen claro que Biden puede parar la guerra, pero no lo hace. En cualquier caso, si fracasasen las negociaciones para conseguir una tregua y/o el Ejército israelí entrase en Rafah, las posibilidades de Biden caerán por los suelos, lo que a su vez demostraría que la primera potencia mundial, Estados Unidos es rehén de un país, Israel, que recurre públicamente a crímenes de guerra para conseguir una anexión forzada de los territorios palestinos.
