Estados Unidos incrementa su fuerza naval con el envío de un segundo portaaviones en el Mediterráneo Oriental. Los objetivos públicos son dos: primero, apoyar materialmente a Israel y, segundo, tratar de disuadir a Hezbolá, Irán «y cualquier otro representante en la región» de unirse al actual conflicto en Gaza. Pese a la supremacía histórica que han mantenido los portaaviones y sus grupos navales de ataque en los conflictos bélicos del siglo XX, hoy en día las innovaciones tecnológicas en el ámbito militar, como por ejemplo los misiles hipersónicos, parecen poner en entredicho, o al menos reducir de alguna manera, su antiguo poder disuasorio.