A pesar de que todos los países con intereses en la región han ido desplegando fuerzas, empezando con el envío de dos flotas de portaaviones estadounidenses y el respaldo iraní a Hezbolá en Líbano, el fracaso de la cumbre de la paz de Egipto, a la que ni siquiera Israel ni EEUU enviaron representantes, ha dado vía libre a un peligroso juego: EEUU ha enviado al Mediterráneo Oriental al Mount Whitney, buque insignia de la Sexta Flota; Reino Unido también ha enviado navíos de su armada a la región; China ya ha enviado a media docena de barcos de guerra para realizar unas maniobras con Omán. Parece obvio que el riesgo real de escalada de la guerra en Gaza y/o de su regionalización se incrementa a medida que las tensiones internacionales existentes amenazan con colisionar fatalmente entre sí.
