Un oficial militar ucraniano, Roman Chervinsky, con profundos vínculos con los servicios secretos de Ucrania podría haber jugado un papel central en el bombardeo de los gaseoductos de gas natural del Nord Stream sucedidos el año pasado, según han informado funcionarios ucranianos y de otras partes de Europa, así como otras personas conocedoras de los detalles de la operación encubierta, tal y como ha recogido «The Washington Post». Sin embargo, esta investigación también señala que Chervisky no actuó sólo, sino que recibió órdenes de funcionarios ucranianos de mayor rango, quienes dependerían de Valery Zaluzhny, el oficinal militar de mayor rango de Ucrania. De momento, Chervinsky ha negado a través de su abogado cualquier participación en el ataque a los gaseoductos, según recogen «The Washington Post» y «Der Spiegel». Esta investigación parece echar por tierra la postura de la inmensa mayoría de los países europeos y funcionarios estadounidenses, que en aquel momento habían acusado a Rusia de realizar el sabotaje para fingir un ataque de falsa bandera. Sin embargo, la investigación también choca frontalmente con la investigación del periodista estadounidense Seymour Hersh, cuyas fuentes militares supuestamente habían rebelado que la orden había procedido del propio presidente Biden. Así pues, parece que la incriminación de militares ucranianos podría ser una desesperada pantalla de humo para eludir la responsabilidad directa o indirecta de Estados Unidos en el sabotaje intencionado de una parte vital de la estructura energética europea, a un año de las cruciales elecciones presidenciales.
