Israel lleva años utilizando herramientas de reconocimiento facial e inteligencia artifical para convertir la Franja de Gaza en una especie de enorme «laboratorio» en el que experimentar con la aplicación militar de las nuevas tecnologías relacionadas con la inteligencia artificial. Un ejemplos conocido de este tipo de actividades ha sido el uso de Red Wolf para rastrear a las familias palestinas sin su evidente consentimiento y automatizar las restricciones de circulación; el problema se agudizó el último año, con la incorporación del reconocimiento facial a los móviles de los soldados israelíes. De este modo, «los militares israelíes pueden hacer uso de este sistema y quedarse con datos de cualquier persona en cualquier punto del territorio», explicó la representante de Amnistía Internacional, Beatriz Martos. Otro grave ejemplo sería Lavander, una inteligencia artificial militar que gestiona grandes bancos de datos junto con reconomiento facial señalando dichas ubicaciones para bombardeos en un tiempo extraordinariamente breve, lo que se tradujo en las muertes indiscriminadas de unos 15.000 civiles palestinos entre el 7 de octubre y el 24 de noviembre del año pasado.