La Comisión Europea ha anunciado su intención de imponer a partir del próximo 4 de julio aranceles de hasta 38,1% al automóvil de batería eléctrica importado desde China, aduciendo que los fabricantes chinos gozan de una ventaja «desleal» por los subsidios que reciben de su Gobierno. En concreto, la Comisión Europea impondrá arancereles del 17,4% a BYD, del 20% a Geely y del 38,1% a SAIC; otros fabricantes que han cooperado durante la investigación sufrirán un arancel del 21%, mientras que el resto que no han colaborado estarán sometidos al 38,1%. Sin embargo, estas medidas generan grandes dudas entre algunos países comunitarios, como Alemania o Suecia, que temen las consecuencias de una guerra comercial con China, mientras que son aplaudidas por otros como España o Francia.
Desde Praefuturus, queremos recordar que, a pesar de la división generada por esta medida dentro la propia Unión Europea entre partidarios y detractores, lo cierto es que el gran impulsor de esta estrategia no procede un país o institución europea, sino de las presiones de Estados Unidos, que ya el año pasado aprobaron grandes paquetes de medidas económicas contra la moderna economía china y presionaron a todos sus socios y aliados internacionales para que adoptasen medidas similares en esta nueva pugna por mantener a flote la economía y la hegemonía global estadounidenses.
