
En estos momentos, el avance de las tropas rusas en el este de Ucrania es lento, pero imparable. En el norte, parece que el objetivo del Kremlin es ampliar la llamada franja de seguridad junto a la frontera para dificultar los ataques ucranianos en territorio de la Federación de Rusia. Por su parte, Ucrania espera que la cumbre de la OTAN, que se celebrará la próxima semana en Washington, despeje las incertidumbres ucranianas como el permiso para utilizar armamento y asesores occidentales contra territorios rusos. En cualquier caso, se entiende que la clave es la permanencia o no del propio presidente Biden en la Casa Blanca. Por eso, se buscará reforzar posiciones en la cumbre de la OTAN, quizá ejecutando la posibilidad de abrir un frente bélico en Bielorrusia, teniendo en cuenta la acumulación de tropas y vuelos de drones de reconocimiento en la frontera entre ambos países.
Desde Praefuturus, queremos recordar que al igual que en el caso israelí, también hemos visto con recelo y temor las consecuencias tanto del lenguaje belicista empleado en público por la mayoría de los políticos europeos, como las llamadas directas a una guerra con Rusia. No es tan descabellado pensar que, como siempre, la OTAN podría subir las apuestas con su propia escalada militar. Con una Ucrania perdiendo terreno a pasos agigantados y con el frente bélico colapsando, se preparan revoluciones de colores en países vecinos a Rusia, como en Georgia. Pero eso no bastará para algunos. La voracidad de la industria armamentística estadounidense, el evidente decaímiento de los grandes motores económicos europeos y la aparente falta de opciones de salida llevará a algunos a empujar a Ucrania contra Bielorrusia, donde está desplegado armamento nuclear ruso, para tener una excusa de intervención directa por parte de la OTAN cuando Rusia tuviera que defender a su aliado bielorruso. Es una posibilidad, pero no la única opción disponible sobre la mesa. En cualquier caso, las únicas certezas que podemos tener en estos momentos son dos: en primer lugar, de julio a noviembre pueden pasar demasiadas cosas, y en segundo, la ciudadanía que no quiera participar de estos planes bélicos de la OTAN debe manifestarse pública y activamente en contra de una guerra en Europa.