
La actual cumbre de la OTAN, en el 75 aniversario de su fundación, ha convertido la guerra de Ucrania en una cruzada contra Rusia, para justificar su propia vigencia y su credibilidad como bloque militar, y taponar así numerosos errores pasados. No obstante, la actual guerra proxy en Ucrania ha desatado las críticas de varios países miembros de la OTAN, entre ellos Hungría, que ocupa el puesto de la presidencia rotatoria del Consejo de Europa, y Turquía, clave para cualquier estrategia actual en Oriente Medio. «Mantenemos nuestra postura de principios para garantizar que la OTAN no se convierta en parte de la guerra de Ucrania», intentó explicar el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Desde Praefuturus, entendemos que los discursos públicos de la OTAN no reflejan la realidad sobre el terreno. La alianza militar ya está muy involucrada en una guerra proxy contra Rusia en Ucrania. Concretamente, la OTAN corre desbocada a un conflicto directo con Rusia con el fin de mantener no sólo a la misma alianza militar, sino también la supervivencia de Estados Unidos y Reino Unido, tal y como los hemos conocido hasta ahora. Del resto de los países miembros, incluyendo la Unión Europea y Canadá, sólo se espera que pogamos los medios materiales y humanos para sostener tan grave esfuerzo hasta que nosotros también nos hundamos con los enemigos de la OTAN. Afortunadamente, países miembros como Eslovaquia, Hungría y Turquía están hablando con claridad de la necesidad de un posicionamiento propio no belicista, como única garantía para alcanzar una verdadera paz europea. Sin su valentía pública, aunque sólo fuera por razones puramente egoístas comos la propia supervivencia de sus conciudadanos, discursos como el de Ursula von der Leyen, que defiende una intervención militar aliada contra Rusia sin tener ningún hijo o hija, ni familitar directo en el Ejército alemán, tristemente serían los hegemónicos tanto dentro de la OTAN como de la Unión Europea.