
El presidente francés, Emanuele Macron, se resiste a nombrar por ahora a la candidata del Nuevo Frente Popular (NFP), por lo que ha mantenido al actual Gobierno en funciones, que sólo puede gestionar los asuntos corrientes hasta que el presidente nombre un nuevo primer ministro tras las legislativas de julio. De este modo, Francia lleva 40 días con un Gobierno en funciones, del mismo partido que el presidente galo, que ha pedido abrir una nueva ronda de negociaciones tras las que se rumorea que podría tratar de designar a un dirigente de Los Republicanos o del ala derechista del Partido Socialista. «Puede sonar exagerado, pero para mí se trata de un golpe de Estado. Si se hubieran invertido los roles y en realidad el presidente fuera Melenchon y este se opusiera a reconocer la derrota en unas elecciones legislativas, todo el mundo lo acusaría de golpista y de vulnerar la democracia», ha apuntado Didier Rosset, un diputado de la Francia Insumisa.