
Dúrov «ha sido puesto puesto bajo vigilancia judicial, con la obligación de depositar una fianza de 5 millones de euros, presentarse a la policía dos veces por semana y la prohibición de salir del territorio francés», ha explicado Laureau Beccau, la máxima autoridad de la Fiscalía francesa en un comunicado. Aparte de una lista de delitos relacionados su una supuesta complicidad criminal, también se le acusa de negarse a colaborar con la Justicia al negarse a ofrecer datos e informaciones sobre posibles acciones delictivas y cargos relacionados con el funcionamiento y encriptado de Telegram.
Desde Praefuturus, debemos recordar que nunca apoyaremos ni consentiremos crímenes tan graves como la pedofilia, por supuesto, pero entendemos que esta polémica medida de la Fiscalía francesa responde a un contexto general más amplio de retroceso masivo y simultáneo de los derechos ciudadanos en todo Occidente, sobre todo en los últimos años. Y, aunque es vital que la Justica investigue cualquier actividad criminal, de la índole que sea, sospechamos que este proceso judicial es en realidad una forma de presionar a Telegram para que permita la creación de accesos y puertas traseras como ya han hecho otras grandes plataformas de mensajería occidentales en esta guerra híbrida por la hegemonía global, además de ser también una grave advertencia pública para disuadir a otras empresas privadas del sector a mostrarse demasiado independientes.