
Las autoridades de Burkina Faso han asegurado haber desarticulado varios «intentos de desestabilización» de las instituciones llevadas a cabo por sospechosos residentes en principalmente en Costa de Marfil y Ghana, con el apoyo de «potencias extranjeras». Concretamente, el ministro de Seguridad burkinés, Mahamadou Sana, ha indicado que estas personas están «apoyadas por servicios de inteligencia occidentales». Además, el ministro burkinés también ha asegurado que los sospechosos habrían desarrollado lazos con «terroristas» con el objetivo de perpetrar «acciones violentas contra civiles inocentes» y «atacar no sólo instituciones de la República, sino también cualquier punto sensible».
Desde Praefuturus, debemos recordar que Burkina Faso se alió con Malí y Níger para salirse de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) con el objetivo de formar la Alianza de Estados del Sahel (AES), que busca su propia vía para una independencia real de los mecanismos de sumisión neocoloniales de su antigua metrópolia (Francia), aliados de la OTAN (EEUU y Reino Unido) y organismos supraregionales africanos subordinados (como la propia CEDEAO). El primer paso consistió en expulsar a las tropas y bases occidentales francesas y estadounidenses, sustituyéndolos por acuerdos de político-económicos y de seguridad con Rusia, pero también con China, ambas grandes potencias sin pasado colonial en el continente africano.
En resumen, a raíz de la expulsión occidental, ha habido un incremento de la actividad terrorista en la región, sobre todo a través de grupos tribales de tuaregs pero también de filiales regionales de Al-Qaeda o del Estado Islámico, así como un refuerzo de las actividades de organismos civiles y/o militares en los países vecinos (Costa de Marfil, Ghana) para derrocar a los Gobiernos de estos tres países del Sahel con un apoyo más o menos abierto por parte de las potencias occidentales de la OTAN (que buscan reinstaurar de inmediato su control sobre esta zona tan estratégica de África Occidental). Por tanto, nos tememos que estos intentos de desestabilización regional por parte de potencias extranjeras sólo se incrementarán a medida que se recrudezca el pulso geopolítico global entre las grandes potencias.