
El asesinato del líder supremo de Hezbolá, Hasán Nasrala, deja a Irán como el próximo objetivo de Netanyahu, ya sin frenos para imponer el nuevo orden de Israel en Oriente Medio. Este es el camino sangriento que conduce al bíblico «Gran Israel», como defienden públicamente algunos de sus ministros. Para lograr este cometido, Israel cuenta con el apoyo total de Estados Unidos, el gran suministrador de las armas que están arrasando la Franja de Gaza y Cisjordania. Es más, puede que sólo la propia cercanía de las elecciones presidenciales de noviembre en EEUU impida una mayor implicación estadounidense en la región.
Desde Praefuturus, coincidimos en buena parte del artículo, aunque no consideramos que la cercanía de las elecciones presidenciales de noviembre en EEUU impida necesariamente una mayor implicación militar estadounidense en Oriente Medio antes o después de su celebración. Se están cruzando todas las líneas rojas en la región, buscando especialmente dos opciones: atraer a Irán y sus aliados a una guerra regional sin cuartel, o, tentar a una parte de las autoridades iraníes a un nuevo pacto nuclear para que se mantengan al margen mientras caen de forma sangrienta las siguientes fichas del tablero geopolítico (Líbano, Siria, etc). Desgraciadamente, ni Estados Unidos ni Israel se van a detener voluntariamente en estos momentos, ya es demasiado tarde para eso: parece que sólo estamos en las primeras fases de una gran campaña militar en Oriente Medio.