
Tropas israelíes han invadido el sur de Líbano tras cruzar la frontera, en lo que el propio primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había denominado la «próxima fase de la guerra». Rápidamente, se produjeron «intensos combates» contra Hezbolá sobre el terreno. Casi al mismo tiempo, los bombardeos israelíes siguen cayendo sobre Beirut y otras localidades libanesas, incluyendo el mayor campamento de refugiados palestinos. A pesar de que el Ejército israelí sigue afirmando incluso ahora que sólo están atacando «objetivos e infraestructuras terroristas de Hizbulá en el sur de Líbano», en realidad Israel está atacando con dureza en varios frentes.
En esta situación, Estados Unidos, ha anunciado que enviará «unos cuantas miles de tropas» adicionales a Oriente Medio para reforzar la seguridad y defender a Israel, «en caso de que sea necesario». A pesar de que todavía no se ha especificado el número posible de tropas, se ha confirmado que incluirán unidades de defensa aérea de combate. Por su parte, la OTAN se ha limitado a pedir que «las hostilidades acaben lo antes posible» en Líbano y a apoyar el trabajo de los aliados para un alto el fuego en Oriente Próximo. Igual de escueta ha sido la respuesta de Reino Unido, que se ha limitado a advertir que Israel podría verse «atrapado» en Líbano si se alargan sus operaciones.
En cuanto los organismos internacionales, las reacciones han sido más firmes y solidarias con el pueblo libanés. La ONU ha alertado del riesgo de «catástrofe humanitaria» en Oriente Próximo por la «expansión del conflicto», pidiendo expresamente a Israel «distinguir entre objetivos militares y civiles». Por su parte, la FINUL también ha sido muy tajante al condenar que la invasión lanzada por Israel supone «una violación de la soberanía de Líbano, llegando incluso a señalar que «el precio de continuar por semejante camino es demasiado alto».
Asimismo, el resto de los países de la región, como Turquía, se están uniendo a las numerosas condenas internacionales, sin que por el momento parezca que vayan a producirse acciones reales contra Israel. El caso de Irán es claramente significativo, ya que, a pesar de su actual silencio público hasta el momento, EEUU ha alertado a Israel de un posible «ataque inminente» por parte de Irán y sus aliados.
Desde Praefuturus, debemos recordar que habíamos advertido en numerosas ocasiones que Israel terminaría por invadir de forma ilegal Líbano, incluso cuando todavía se estaba iniciando la genocida invasión militar israelí contra la población civil palestina de la Franja de Gaza hace casi un año. En concreto, advertimos que la tibia respuesta estadounidense era de facto una carta blanca para la actual coalición gubernamental de Netanyahu: Gaza, Cisjordania y ahora los países vecinos (empezando por Líbano y Siria, pero con vistas a otros objetivos cercanos). La confluencia de intereses (internos y externos) entre Estados Unidos e Israel nos lleva directos a la guerra.
Lamentablemente, las advertencias de periodistas y redes sociales no movilizaron lo suficiente a la poblaciones europea y estadounidense contrarias a lo que estaba pasando, por lo que nuestros políticos consideran que les hemos dado una especie de carta blanca para sostener a Estados Unidos e Israel en estas masacres. Pueda que esta sea nuestra última oportunidad para que la ciudadanía occidental se movilice y proteste para detener estos planes sangrientos antes de que nos arrastren inevitablemente a todos nosotros. Exijamos no sólo la paz real entre todas las partes, sino también el fin del apoyo político, económico, diplomático y militar a Israel hasta que cese todos los ataques, y advirtamos al Gobierno estadounidense de que, al margen de quién ocupe la Casa Blanca, no puede jugar con las vidas del resto de los seres humanos de este planeta en su lucha por la hegemonía global contra China y otras grandes potencias.