
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha confirmado el despliegue de soldados norcoreanos en la región rusa de Kursk, en apoyo al esfuerzo bélico de Rusia, asegurando que se trata de una «escalada significativa» de la implicación de Corea del Norte en la guerra contra Ucrania. Rutte no llegó a concretar el número de tropas norcoreanas ni si las fuerzas desplegadas han llegado a combatir ya con los soldados ucranianos que habían irrumpido en Kursk en verano, para luego quedar embolsados por el Ejército ruso. Finalmente, el secretario general de la OTAN aseguró que este despliegue de tropas es una señal de «desesperación» de Rusia respecto a su esfuerzo bélico en Ucrania.
Desde Praefuturus, consideramos necesario señalar varios hechos demostrables que desmienten el optimismo de la OTAN: es obvio que ambos bandos han recurrido al reclutamiento de soldados profesionales extranjeros, pero también lo es que Rusia ha tenido que denunciar sistemáticamente la presencia de mercenarios occidentales (franceses, polacos, etc) trabajando para la OTAN en suelo ucraniano casi desde el principio. Es más, el propio presidente francés, Emmanuel Macron, propuso públicamente enviar tropas de la OTAN a Ucrania para intentar revertir los fracasos del frente militar ucraniano, asegurando que Rusia no se atrevería hacer nada, porque la OTAN ya había cruzado todas las líneas rojas y Rusia sólo podía lanzar amenazas que no iban a ninguna parte… y así nos tienen actualmente, intentando hacer creer a la ciudadanía occidental que la propaganda amiga es exactamente la realidad militar sobre el terreno.
Si Rusia estuviese «desperada» como dice engañosamente el secretario general de la OTAN, ya le habría declarado formalmente la guerra a Ucrania, que todavía no lo ha hecho, empezando el reclutamiento militar obligatorio y el uso de todos los medios militares a su disposición (que tampoco los está usando, de momento). ¿Entonces por qué la presencia de tropas norcoreanas en este momento? Podría deberse a múltiples razones y consideraciones a tener en cuenta ahora mismo, pero consideramos que tiene un gran peso en esta decisión conjunta el actual escenario internacional, con un Oriente Medio en llamas por los crímenes de un Israel respaldado hasta las últimas consecuencias por Estados Unidos y la próxima activación asiática como foco de tensión, sin olvidarnos del importantísimo papel de las propias elecciones presidenciales estadounidenses durante el 5 de noviembre.