La Knéset ha aprobado con 96 votos a favor de los 120 totales una norma que impide a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) el desarrollo de sus actividades en Jerusalén este. Además, también ha votado a favor de retirar la inmunidad diplomática al personal de la Agencia, lo que contraviene el Convenio Internacional de Naciones Unidas a través del que se fundó la UNRWA, al que Israel está adherido. Ambas leyes habían sido redactas tanto por el gobernante Likud, como por el principal partido sionista de la oposición, Yisrael Beytenu. Tan sólo han votado en contra de esta ley 10 parlamentarios israelíes: 5 pertenecientes a la coalición de izquierdas Hadash-Ta’al y los otros 5 procedieron de Ra’am, ambos con importantes votos de la escasa población árabe-israelí con derecho a voto en Israel. Los objetivos de la medida parecen tres: desmantelar UNRWA, deshacerse de los refugiados palestinos en Jerusalén este de alguna forma todavía no aclarada a la comunidad internacional y anexionar de facto el territorio ocupado militarmente como suyo propio.
Desgraciadamente, desde Praefuturus, ya advertimos que, vista la ventana de oportunidad abierta en el escenario internacional por las elecciones presidenciales estadounidenses, Israel iba a aprovechar la oportunidad para anexionarse los territorios palestinos ocupados (Cisjordania, Jerusalén este y la Franja de Gaza), con el apoyo indispensable de EEUU. Pero, por desgacia, tuvo que producirse la invasión israelí de Líbano para que una parte significativa de la opinión pública internacional se diese cuenta de que las acciones de Israel obedecían a propósitos no declarados en los discursos políticos omnipresentes en los medios de comunicación occidentales.
