
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha exigido a la Unión Europea compensar su supuesto desequilibrio comercial con los EEUU mediante compras «a gran escala» de petróleo y gas para evitar la imposición de aranceles. Ya a finales de noviembre, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, adelantaba que la estrategia europea para evitar una guerra comercial entre EEUU y la UE podría pasar precisamente por comprar más productos estadounidenses, como gas licuado o armamento, en vez de responder con medidas similares.
Desde Praefuturus, consideramos necesario recalcar que el Estados Unidos de Biden está perdiendo su carrera con China por la hegemonía global y, para mantenerse por delante, ha activado los focos de conflicto más importantes para que impulsen todos los sectores de su propia economía (a costa de la vida y la economía de sus propios aliados). Uno de esos focos de tensión es la guerra proxy entre la OTAN y Rusia en Ucrania, con el oportuno sabotaje del Nord Stream 1, que secuestró cualquier posible independencia europea en este conflicto.
Ahora bien, Trump parece muy interesado en cerrar este foco concreto para trasladar todos los esfuerzos estadounidenses a Oriente Medio (contra Irán) y a Asia-Pacífico (contra China). Pero no lo va a hacer gratis, por lo que será la propia Unión Europa quien deba pagar la cuenta de gastos y servicios, como ya hemos advertido todo este tiempo. Por eso, salvo escasas excepciones como Orbán o Fico, la mayoría de los líderes europeos no quieren oír hablar de un posible alto el fuego, ni mucho menos de una paz duradera, sino que buscan medios para obligar a EEUU a quedarse indefinidamente en Ucrania, incluso escalando el conflicto armado aunque sepan que ya está perdido de antemano (de ahí las constantes y entusiastas propuestas de Macron para enviar tropas europeas al escenario ucraniano).