
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado el nombramiento de Ken Howery como nuevo embajador de Dinamarca, y ha aseverado que «el control» de la isla danesa de Groelandia es «una necesidad absoluta» para EEUU. Por su parte, el primer ministro de Groelandia, Mutue Egede, ha rechazado categóricamente que la isla esté en venta, aunque sí se ha mostrado abierto «a la cooperación y al comercio con todo el mundo, especialmente con nuestros vecinos».
Desde Praefuturus, debemos recordar que durante el primer mandato de Donald Trump (2007-2021), el presidente estadounidense hizo varios intentos públicos y privados por comprarle Groelandia a Dinamarca. Sin embargo, existen varios motivos que justificarían la aparente obsesión estadounidense, desde las puramente militares en un contexto global cada vez más belicista (la base militar de EEUU en Thule juega un papel clave en su sistema global de radar) a los aspectos económicos (apertura de nuevos corredores marítimos comerciales a través del ártico debido al deshielo, reclamación de abundantes recursos naturales de su plataforma continental submarina todavía sin explotar debido a una legislación más restringida que la estadounidense, etc).
En resumen, nos tememos que no será la primera vez que tengamos que volver a hablar del fuerte interés estadounidense sobre Groelandia en un futuro cercano cada vez más inestable, debido a las guerras comerciales, los conflictos armados proxy o incluso a los choques militares directos entre las grandes potencias mundiales.