
El portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Lin Jian, ha afirmado en un comunicado que su país «lamenta profundamente» la retirada por parte de Panamá de su participación en la Iniciativa de la Franja y la Ruta china y que el Gobierno chino «sigue oponiéndose a la presión y coerción internacional ejercida por Estados Unidos para socavar la cooperación». Además, también ha señalado que su país «apoya la soberanía de Panamá y se compromete a mantener ese estatus neutral de forma permanente en la vía marítima».
Desde Praefuturus, consideramos necesario resaltar que las recientes tensiones entre Estados Unidos y China por el control del canal de Panamá deben enmarcarse en el contexto de la guerra comercial global entre ambas grandes potencias. Por un lado, EEUU es un gigante en retroceso, que necesita de estímulos constantes para mantenerse en cabeza a costa de sus aliados, socios y rivales, a pesar de contar de su lado a los grandes grupos económicos y tecnológicos estadounidenses. Por otro lado, China es un gigante en ascenso, en todos los sectores analizados, que ha realizado fuertes inversiones en infraestructuras internacionales durante las últimas décadas para crear ejes de comercio paralelos a los creados en el pasado por los estadounidenses.
Desgraciadamente, esta lucha por la hegemonía global económica tiene lugar directa o indirectamente en todos los continentes, pero ha cobrado un rápido impulso en América Latina, donde China ha hecho fuertes inversiones (Argentina, Perú, México, Nicaragua). Sin embargo, la administración Trump tratará de recuperar el tiempo perdido en estos países para optimizar al máximo únicamente el propio beneficio estadounidense a costa de los pueblos y los países regionales.