La crisis política abierta en Rumanía escala con la dimisión de su presidente, el conservador Klaus Iohannis, a menos de 3 meses de las elecciones presidenciales previstas para mayo (tras la cancelación de las fallidas elecciones presidenciales de diciembre por supuestas injerencias rusas) y se adelanta así a su más que posible destitución en el Parlamento debido a un proceso de destitución impulsado por la oposición de ultraderecha, como la llamada Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), que había sido el segundo partido más votado en las canceladas elecciones presidenciales de diciembre.
Desde Praefuturus, hemos condenado las intencionadas malas praxis de Rumanía y la Unión Europea para no aceptar unos resultados democráticos que no fueron de su agrado. No lo hemos hecho a la ligera, ni por ninguna simpatía hacia ninguno de los candidatos rumanos que se habían presentado anteriormente. Lo hicimos por pura coherencia democrática, para denunciar que no se puede cancelar unas elecciones sólo porque no salen bien parados sus candidatos favoritos. Eso no es una verdadera democracia y, por ahora, la ciudadanía todavía lo sabe muy bien.
Veremos lo que ocurre este mes de febrero en las elecciones alemanas y en mayo en las rumanas, pero las perspectivas no parecen buenas, por lo que animamos a la ciudadanía de ambos países a protestar y expresar su voluntad en las urnas.
