
El presidente estadounidense ha firmado una nueva orden ejecutiva para aplicar aranceles «recíprocos» con el resto de los países. Sin embargo, aunque ya están aprobados, todavía no están fijados ni entrarán en vigor inmediatamente. Entre los impuestos a los productos estadounidenses considerados «injustos, discriminatorios o extraterritoriales», se incluiría el IVA europeo. Además, se concede 180 días para presentar las medidas que se consideren necesarias para reconducir la situación. De hecho, Trump ha asegurado que los asesores de su Gobierno se reunirán para decidir durante las próximas semanas qué medidas tomar respecto a coches, productos farmacéuticos, chips y otros bienes europeos. También ha explicado que estará dispuesto a rebajar los aranceles a otros países si ellos hacen lo mismo, dejando abierta la puerta a nuevas negociaciones y concesiones.
Desde Praefuturus, debemos resaltar que estos aranceles no son una locura impulsiva, sino un arma desesperada de presión comercial y diplomática contra enemigos pero también contra socios y aliados sin favoritismos pasados ni presentes.
Este cambio económico y diplomático se debe a la pujanza de China en todos los sectores, que amenaza la hegemonía global de la que disfrutó Estados Unidos tras la caída de la URSS. Ante su incapacidad para mantener su hegemonía en un mundo unipolar con los medios disponibles hasta ahora, EEUU necesita de fuertes alicientes para mantenerse en cabeza y, quizá, desbancar a China en ese giro de su estrategia en el Indo-Pacífico.
La necesidad presente y futura obliga a Estados Unidos a exprimir hasta la última gota no sólo de sus enemigos, sino también de socios y aliados. No habrá privilegiados. Ya lo hemos visto con la anterior administración Biden durante estos 3 años de guerra proxy entre Rusia y la OTAN en territorio ucraniano. El objetivo real estadounidense era desangrar la economía de Rusia pero también la de la propia Unión Europea para mantener a EEUU en la cabecera de la carrera global.
En resumen, todavía habrá más novedades de esta vieja/nueva «guerra arancelaria» desesperada por todo el mundo, pero debemos alertar que puede tener consecuencias extremadamente graves para todos los pueblos del mundo, de no ser manejadas con extrema prudencia.