
El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, ha invitado a más de una decena de líderes europeos y de la UE, a una cumbre que se celebrará el domingo para «impulsar la acción europea» sobre Ucrania de cara a una «paz justa y duradera». Algunos líderes de países comunitarios como Alemania, España, Francia, Italia, Países Bajos y Polonia, ya han confirmado su asistencia, como también lo han hecho el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, junto a la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. También acudirá el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Desde Praefuturus, debemos recordar el fuerte interés tomado por Reino Unido desde el principio en la guerra proxy entre Rusia y la OTAN en territorio ucraniano. Prueba muy llamativa de ello fue el viaje relámpago que realizó el ex presidente Boris Johnson para sabotear unas posibles negociaciones de paz (pero fallidas, a raíz de las intromisiones británicas) en 2019 en Estambul. Pero es que en los últimos días, el mismo Boris Johnson ha vuelto a realizar una viaje relámpago esta vez a la propia Ucrania (hace menos de una semana) para intentar volver a sabotear cualquier posibilidad de arreglo fuera de los planes originales de Reino Unido.
Evidentemente, es imposible que un ex primer ministro de Reino Unido haga este tipo de viajes por su cuenta y riesgo en solitario. Del mismo modo, tampoco parece muy lógico que haga visitas contrarias a los intereses del aliado estadounidense, si no hubiera fuertes intereses en buscar una nueva quiebra en las negociaciones directas entre Rusia y EEUU.
Es cierto que en política internacional no existen amistades permanentes, únicamente intereses coincidentes temporales (de corta o larga duración), por lo que, ¿hasta dónde estará dispuesto a llegar Reino Unido, si considera que la administración estadounidense de Trump no está a la altura de sus expectativas? ¿A quién más conseguirán arrastrar con ellos?