La reciente ola de violencia en la costa siria, que dejó más de un millar de muertes, incluyó en muchos casos «ejecuciones sumarias» de base «sectaria», tanto por parte de elementos afiliados al caído régimen del ex presidente Bachar al Asad como a otros que apoyan a las nuevas autoridades transicionales. «De acuerdo con los testimonios recogidos, los perpetradores fueron casa por casa preguntando a los residentes si eran alauitas o sunitas antes de decidir si los asesinaban o no», afirmó el portavoz de la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, Thameen Al-Kheetan. Además, también se habrían producido estas mismas acciones en hospitales de Latakia, Tartús y Baniyas.
