
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, esgrime la excepcionalidad del momento para impulsar el fondo de préstamos de 150.000 millones sin que la Eurocámara pueda cambiarlo o avalarlo, ni opinar sobre la flexibilización de las reglas fiscales con las que Bruselas busca aumentar un 1,5% el gasto del PIB en defensa hasta 650.000 millones de euros. Por su parte, los Socialdemócratas y La Izquierda ya han mostrado su rechazo en el Parlamento Europeo, pero es que incluso el presidente del grupo popular europeo, Manfred Weber, también le ha reprochado a Von der Leyen que haya optado por activar el artículo 122 para «eludir al Parlamento» y lo ha calificado de «error», al igual que Los Verdes.
Desde Praefuturus, hemos visto con preocupación la deriva personal de Ursula von der Leyen a lo largo de su carrera política. En Alemania, llegó a ser ministra de Defensa (2013-2019) con Angela Merkel como canciller, pero se la empezó apartar de los focos desde 2018, cuando una auditoria federal de Alemania descubrió varias irregularidades en beneficio de unas firmas de consultoría externa. A pesar de que se le confiscaron sus dos móviles, ambos habían sido misteriosamente borrados cuando llegaron al Ministerio de Defensa alemán.
Y a pesar de que su nombre se barajó en varias ocasiones como sucesora de Jens Stoltenberg al frente de la secretaria general de la OTAN, finalmente fue nominada como candidata a la presidencia de la Comisión Europea del partido popular europeo (por las presiones de los propios populares alemanes), con la excusa de poner a una mujer al frente una de las máximas instituciones comunitarias.
Sin embargo, en 2020 volvió a estar en el ojo del huracán durante la pandemia de COVID-19, cuando ella misma tuvo que reconocer que se había involucrado personalmente en las negociaciones con las grandes empresas de la industria farmacéutica, implicando a la UE en una costosa compra masiva de vacunas para los ciudadanos comunitarios. Sólo podemos suponer que las comisiones debieron ser realmente astronómicas, porque ella volvió a su vieja costumbre de borrar la mayor parte de sus conversaciones en sus móviles cuando el Europarlamento pidió verdaderas explicaciones por las nuevas irregularidades observadas.
Y nuevamente, en esta segunda legislatura de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea, vuelven a ponernos sobre las pantallas una supuesta nueva emergencia para toda la Unión Europea utilizando esta vez a Rusia y también nos proponen una nueva solución mágica para todos nuestros problemas: un inmenso rearme militar de varios miles de millones de euros a costa de lo que queda del sistema de bienestar europeo. ¿Cómo no va a comparecer ante los medios de comunicación fingiendo creer vehemente una amenaza rusa tan imposible como lucrativa?
Eso sí, esta vez ha aprendido las lecciones del pasado: no planea dar explicaciones al Europarlamento, para que los ciudadanos comunitarios no sean conscientes de lo que realmente está en juego (el lucro y la corrupción de sus gobernantes a costa de todos los gobernados una vez más).