Israel ha retomado la guerra en la Franja de Gaza con el mayor ataque desde el inicio de la tregua y que supone la ruptura de facto del alto el fuego. Los intensos bombardeos en diferentes puntos del enclave han dejado hasta ahora al menos 404 muertos, 562 heridos y numerosos desaparecidos. La excusa esgrimida por el Gobierno de Israel habría sido la supuesta negativa de Hamás de liberar a los prisioneros israelíes que siguen en su poder y rechazar la propuesta estadounidense de extender temporalmente la primera fase del alto el fuego (en lugar de pasar a la segunda fase, como estaba negociando Hamás, para que el alto el fuego no fuese temporal sino permanente).
Desde Praefuturus, consideramos que esta nueva ofensiva militar ordenada por el Gobierno israelí no sólo reanuda por medios militares la política de expansión territorial israelí (a costa de todos los pueblos y países vecinos), sino que también esconde una nueva crisis interna institucional dentro de Israel, ya que el primer ministro Netanyahu había anunciado este domingo que pretendía despedir al director del servicio de inteligencia interior (Shin Bet), Ronen Bar, ante las críticas públicas de la oposición y de la fiscalía general del Estado, que han dudado de la ilegalidad y del conflicto de intereses de dicha medida.
Supuestamente, el despido del director Bar se debería a que el Shin Bet estaría investigando a petición de la fiscal general, a varios ex asesores y portavoces de la Oficina de Netanyahu por el escándalo del ‘Qatargate’, que los salpica con supuestos vínculos financieros con este país del Golfo.
