Con Rusia ganando y el frente ucraniano con riesgo de desplome sólo quedan 2 opciones: escalada o negociación. Pero el problema es que la UE y sus líderes se han comprometido tanto, que ya no les queda otra que seguir la partida y jugársela ampliando los límites del conflicto. De ahí se entiende que el plan de rearme europeo de 800.000 millones de euros propuesto por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no es un reinicio, sino una fuga hacia delante. Una huida de la realidad de unas élites políticas y culturales que son incapaces de entender que su mundo ya no es el que era, por eso tratan de convertir al europeísmo soberano en su última trinchera, pretendiendo ahora recrear un patriotismo armado europeo e identificando un enemigo externo (Rusia) que permita unificar las demandas sociales de seguridad, orden y justicia en el exclusivo beneficio de las propias élites europeas.
