El nuevo canciller Friedrich Merz, que preside la gran coalición gobernante entre conservadores y socialdemócratas, ha abandonado la tradicional política de austeridad alemana para dar un giro geoestratégico y constitucional que permitirá un endeudamiento de 1 billón de euros dirigidos a rearmar su país (el mayor gasto en armamentos tras la capitulación de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial), el fin del límite del 0,35% del PIB del déficit estructural alemán e incluso el apoyo de los llamados eurobonos como aval de mutualización de gastos europeos. Su apoyo a la OTAN también podría ser decisivo para la cita de la cumbre de este mes de junio de la organización militar, a la que espera llegar con una agenda europea unificada, junto a otros socios como Francia (única potencia nuclear dentro la UE), Polonia (que actualmente cuenta con el mayor ejército terrestre europeo), los países bálticos o Finlandia.
