En las negociaciones de Estambul, en las que por ahora sólo se ha conseguido un nuevo intercambio de prisioneros heridos, los diplomáticos rusos han comunicado a sus homólogos ucranianos los requisitos para un próximo arreglo del conflicto. El reconocimiento de las anexiones rusas de Crimea, Donestk, Jersón, Lugansk y Zaporiyia. La renuncia ucraniana a la entrada en bloques militares como la OTAN. Además, Ucrania deberá limitar el número de efectivos y armamento de sus Fuerzas Armadas. También se exige que sea un verdadero país neutral, sin bases, ejércitos e infraestructura extranjeras, junto con garantías de su estatus como país no nuclear ni poseedor de otras armas de exterminio masivo.
Asimismo, también se le exige la prohibición de la propaganda del nazismo o del neonazismo, así como el respeto a las minorías rusoparlantes en su territorio y el respeto a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (vinculada al Patriarcado de Moscú). Pero más importante, han asegurado que el arreglo definitivo también pasaría «por el restablecimiento paulatino de las relaciones diplomáticas y económicas (incluyendo el tránsito del gas), el transporte y las comunicaciones, incluyendo a terceros países.»
Desde Praefuturus, lamentamos la situación actual de Ucrania. Si EEUU y Reino Unido (a través de la OTAN y la Unión Europea) no hubiesen intervenido como lo hicieron durante todos estos años en Ucrania, esta última sólo hubiera perdido Crimea, Donestk y Lugansk en 2022 cuando los rusos trataron de acordar una paz con Ucrania, que los británicos sabotearon con falsas garantías.
Ahora, la realidad de la guerra ha hecho que Ucrania no sólo vaya a perder estas 3 regiones ante Rusia, sino que también se vea obligada a ceder también Jersón y Zaporiyia, incluso si pudiese aceptar libremente la oferta rusa ahora mismo. Sin embargo, ni Reino Unido ni la OTAN o la UE le permitirán hacerlo por sus propios intereses egoístas en el territorio ucraniano y sus recursos naturales, por lo que es bastante posible que en las próximas negociaciones, el Ejército ruso haya avanzado todavía más terreno en el frente bélico y Ucrania tenga que ceder más territorios que antes en la mesa de negociaciones.
La nueva administración Trump tendrá que realizar esfuerzos extraordinarios durante la próxima cumbre de la OTAN para conseguir mantener a raya a sus propios subordinados, que tratarán de boicotear por todos los medios (directos e indirectos) cualquier resolución del conflicto ucraniano que no sea la suya. Éste es el peligro real de escalada que tiene esta guerra proxy entre Rusia y la OTAN.
