
El Ejército sirio ha iniciado la retirada de sus tropas nacionales de la gobernación de Sureida después de que EEUU pidiese hacerlo para «reducir» las tensiones, en el marco de los combates de los últimos días entre drusos y beduinos. Además, también ha pedido a Israel que tome las mismas medidas de contención tras los recientes ataques israelíes contra la sede del Ejército sirio en Damasco así como otros objetivos en Sureida. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había ordenado los ataques bajo el pretexto de «salvar» a los drusos.
Desde Praefuturus, debemos recordar que el actual Gobierno sirio, dominado principalmente por grupos yihadistas sunnitas vinculados al Estado Islámico y Al-Qaeda, fue colocado por Estados Unidos, Turquía e Israel para derrocar al presidente Bashar al-Assad. Tras conseguir ese objetivo, EEUU presionó a los aliados occidentales para blanquear el pasado terrorista del nuevo presidente, Abu Mohamed al-Golani, y dando ejemplo, sacó inmediatamente a su grupo armado, Hayat Tahrir al-Sham, de la lista de grupos terroristas.
Por su parte, el nuevo presidente sirio ha cedido públicamente los Altos del Golán sirios a Israel, quizá como pago de acuerdos secretos anteriores o tal vez como un reconocimiento implícito de la incapacidad del Ejército sirio para recuperar no sólo el antiguo territorio invadido por las Fuerzas Armadas israelíes en el pasado, sino los recientes avances territoriales tras el derrocamiento de al-Ashad.
Y también tenemos que tener en consideración el reciente interés de las autoridades israelíes en el supuesto bienestar de los drusos, con el objetivo expreso de fragmentar aún más el territorio nacional sirio, a la par que refleja el deseo de crear un pequeño estado-tapón entre Israel y Siria. Evidentemente, este nuevo estado estaría bajo la influencia de su nuevo protector militar israelí (para disgusto de Turquía, que también aspira a influenciar todo el territorio sirio).
Por último, debemos recordar que Oriente Próximo tiene asignado un papel muy importante en los planes estadounidenses e israelíes para crear un «nuevo Oriente Medio» con gaseoductos e infraestructuras de transportes que aspiran a superar a la «nueva Ruta de la Seda» china en esta gran pugna por la hegemonía global de la que estamos siendo testigos.