20/10/2025

Con sus propios tribunales pendientes de juzgarle y un Gobierno inestable, cuyo apoyo languidece en las calles, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, arrastra a Estados Unidos a un mayor conflicto regional que sirve a sus intereses. Por su parte, la administración Biden de Estados Unidos intenta mantener el apoyo militar a Israel, al mismo tiempo que supuestamente evita una escalada regional. Sin embargo, los tiempos de Biden de cara a las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre no son los mismos que los de Netanyahu, para quien «un acuerdo sobre la liberación de los rehenes conllevaría, probablemente, el colapso de su Gobierno».

Desde Praefuturus, coincidimos con este preocupante análisis de la situación actual, de la que hemos venido advirtiendo en numerosas ocasiones. Ni a Netanyahu ni al Gobierno de colación israelí les interesa el fin real del conflicto en la Franja de Gaza, por lo que llevan tiempo preparando la inevitable escalada frente a sus vecinos regionales supuestamente más débiles, Líbano y Siria, para lo cual ha sido necesario caldear aún más las tensiones ya existentes con intercambios constantes de ataques a ambos lados de las fronteras. Si a ello le sumamos una administración Biden que sólo pensaba en su reelección (y ahora en la de su vicepresidenta, Kamala Harris) y el juego de equilibrios mantenido por Estados Unidos, que ha utilizado el foco de Oriente Medio, de igual forma que el ucraniano, para mantener la supervivencia de su gigantesca industria armamentística así como para tratar de sacar del tablero a los grupos influidos por Irán y Rusia en la región, nos encontrarmos con un potencial significativo para provocar un daño gravísimo a escala global.

https://ctxt.es/es/20240801/Politica/47140/Marta-Maroto-Israel-Libano-oriente-medio-genocidio-Palestina-Hamas-Hezbola.htm#md=modulo-portada-bloque:4col-t2;mm=mobile-big