La destitución del comandante en jefe del Ejército ucraniano, Valeri Zaluzhni, por Oleksandr Sirski evidencia las luchas por el poder en Ucrania, pero no puede garantizar un golpe de timón en la guerra contra Rusia, donde el presidente Zelenski, acosado por la incapacidad para recuperar territorio, así como la falta de armas, municiones e incluso tropas de refresco, a las que se suma el bloqueo republicano a la multimillonaria ayuda estadounidense, limitan cada vez más las posibilidades. Además, Rusia ha aprendido muy rápido de sus errores y ha superado las ventajas tácticas iniciales de los ucranianos, siendo ahora Ucrania la que está al borde de la derrota total. La economía rusa no sólo no colapsó en unos pocos meses, sino que su maquinaria bélica produce ahora más armas que nunca sin que su economía se desplome a pesar de las sanciones. Por ello, todas las partes implicadas ya ven inevitable que cualquier futura negociación será impuesta por Rusia en sus propios términos.
