El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha visto obligado a cambiar radicalmente su discurso público hacia Israel, atreviéndose a criticar por primera vez algunos hechos incontestables al mismo tiempo que parece marcar «líneas rojas». Concretamente, ha dicho que Netanyahu está «lastimando a Israel más que ayudando» con sus acciones y ha asegurado que pone una «línea roja» en la invasión de Rafah. «Israel no puede tener 30.000 palestinos más muertos como consecuencia de perseguir a Hamás», ha criticado el presidente Biden, que también ha agregado que Israel «debe permitir que entre más ayuda humanitaria a Gaza y garantizar que los trabajadores humanitarios no queden atrapados en el fuego cruzado». Sin embargo, también ha asegurado que EEUU nunca abandonará a Israel, ya que «la defensa de Israel seguirá siendo crítica». Desde Praefuturus, entendemos que el nuevo discurso de Biden trata de comprar más tiempo al aliado israelí fingiendo poner supuestas «líneas rojas» para ralentizar cualquier iniciativa directa con resultados reales sobre el terreno, a la vez que intenta atraer el voto de los sectores descontentos dentro del electorado demócrata y de minorías étnicas en EEUU, cuyas críticas desde el inicio del conflicto empiezan ahora a desafiar sus posibilidades reales para la reelección en las presidenciales estadounidenses de noviembre.